Jugarse la cabeza



Pongo sobre la mesa mis despojos
con la curiosidad de ver qué sale,
y le apuesto mis números en rojo
a lo que va a perder el que los gane.

Abre juego el rodar de tu silencio
sostenido entre dientes ¡qué detalle!
Bajo todo lo que te reverencio
me juego la cabeza, no te calles.

¿Me dejará en el verso tu ruleta
la contra de las posibilidades?

Las vueltas de la vida no dan treta
ni trato, son líneas verticales.
El azar no es amigo del poeta.
Doble cero. Otra vuelta. Tanto vales.







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